Mujeres o Intelectuales ¿?


El pasado jueves algunos compañeros de clase estaban haciendo una exposición sobre la planificación económica cuando vi una diapositiva con los retratos de seis economistas (hombres todos) que habían sido influyentes en el tema de discusión. Lo curioso fue que en el slide que seguía a ése, el expositor solo mostraba  una especie de flor en colores muy brillantes, en representación de lo que él definió como: “un homenaje a Elinor Ostrom.”  Para quienes no la conocen, Ostrom es la primera y única mujer ganadora de un Premio Nobel en economía desde 1969 –fecha en que se incorporan las Ciencias Económicas a dichos galardones. Toda la clase permaneció atendiendo la exposición en silencio. El profesor tampoco dijo nada.

No habían pasado siquiera 24 horas antes de que, durante un seminario al que asistí, presenciara una situación similar. Cinco mujeres profesionales, con una preparación admirable, encabezaron uno de los paneles de discusión. Tras una interesantísima exposición de poco más de una hora, llegó la sección de comentarios y preguntas. Para sorpresa mía y, a juzgar por las expresiones en sus rostros, de ellas también, dos (NO UNO… DOS) de los hombres que solicitaron turno para hablar, iniciaron su intervención refiriéndose a las panelistas como “mujeres bellas.” No es que en el sentido más estricto haya sido ofensivo, pero estas mujeres han pasado sus vidas estudiando e investigando para ser reconocidas por sus capacidades, si quisieran destacarse por su aspecto físico hubieran ido al gimnasio y no a la academia.

Entonces no puede más que cuestionarme una y otra vez: ¿Por qué la belleza (o lo que entendemos por ella) es el atributo más destacable de las mujeres? ¿Podrá alguna vez la sociedad vernos en nuestra justa dimensión humana? ¿Hasta cuando los roles de género obstaculizaran e invisibilizarán nuestros logros? ¿Qué hace falta para que las mujeres seamos más que flores en el imaginario de las personas?

Los diferentes campos del saber han sido tradicionalmente dominados por los hombres. De ahí que la masculinidad tal como se ha construido, dependa de la preservación de dicho poder, mientras la feminidad se fundamenta en categorías primordialmente estéticas (recuerden los ingredientes de las chichas superpoderosas: azúcar, flores y muchos colores). La incursión de las mujeres en la ciencia representa una amenaza para la cultura paternalista y misógina en la que vivimos y que muestra poco interés por transformar sus estructuras en otras más justas y equitativas. En los escenarios antes descritos se evidencia una enfática tendencia en supeditar el potencial intelectual de las mujeres a las preconcepciones de género que ya venimos arrastrando por demasiados siglos. Muchos podrían tildarme ahora de la típica feminista que por todo se queja; sin embargo, la feminidad se ha ligado tanto a la belleza y la delicadeza que pareciera que ser mujer entra en contradicción con ser inteligente, culta y empoderada.

Las estructuras sociales obstruyen el camino hacia la superación personal, académica y profesional de las mujeres. Si además somos incapaces de reconocer el extraordinario esfuerzo y dedicación de aquellas féminas que, por alguna u otra razón, han desafiado el sistema nos hacemos cómplices de la permanencia de una serie de relaciones de poder que no han hecho más que oprimir a unos y endiosar a otros. Una proporción cada vez mayor de mujeres intentamos demostrarle al mundo que tenemos los bríos y las capacidades suficientes (y de sobra) para conquistar tantos horizontes como deseáramos y que queremos ser valoradas multidimensionalmente, con una escala en la que siempre primen nuestros valores y virtudes. Por ello, dedico esta pieza a la memoria de Elinor Ostrom quien representa un icono de todas aquellas grandes mujeres que fueron silenciadas por la historia –que éste sea su verdadero homenaje…



Pamela Martínez Achecar

Curriculum Vitae de Elinor Ostrom: http://www.indiana.edu/~workshop/people/lostromcv.htm

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Comentarios

  1. Tienes mucha razón en cuento a tu escrito, pero no te has preguntado si las mujeres mismas han impulsado dicho paradigma en nuestra sociedad? Con esto no le quito protagonismo a una sociedad totalmente machista pero entiendo que la mujer dominicana es tan machista como el hombre, lo cual no permite romper el esteriotipo y toda la vanidad,superficialidad y la falta de principios y valores que hay en el.

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    1. Rafel creo que estás completamente en lo cierto. La sociedad dominicana es machista, tanto por los hombres como por las mujeres. Es MUY común que las chicas quieran darse a conocer por ser las que tienen el mejor cuerpo, el mejor gusto para la ropa, las más bonitas, etc. Sin embargo, hay una pequeña pero creciente proporcion de mujeres que no persiguen encajar con los ideales tradicionales de belleza, sino que prefieren ser reconocidas por sus capacidades y talentos.

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  2. Estoy totalmente de acuerdo contigo y entiendo que si se sigue aportando(educación en todo el contexto de la palabra) a través de las diftes vías que hay para hacerlo, nuestra sociedad puede ser diferente,como por ejemplo tu caso,manejas un microtráfico de información que termina convirtiendose en comunicación con buena perspectiva analítica,y aunque esta segmentada hacia un grupo minoritario aún,seguirá creciendo en los canales que utilizas,además de ser seguida por un target con capacidad analítica también, y ese feedback genera aun mejores contenidos y todos le sacan mayor provecho. Y por supuesto, su posicionamiento seguirá proyectandose! Y su aporte se sentirá aún mas.(good vision)

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  3. Bueno Pamela cuando dices: "por haber tenido la dedicación para llegar a donde ninguna mujer había llegado antes –que éste sea su verdadero homenaje" principalmente "ninguna mujer había llegado antes" a causa de su dedicación, me invisibilizas a muchas mujeres pero principalmente a mi querida amiga Joan Robinson quien también tuvo la dedicación. Principal constructora de la teoría PostKeynesiana, teoría de la competencia imperfecta y gran colaboradora de Keynes, a quien este le dedica su obra cumbre. Es lamentable que la intelectual no pudo llegar (imagino que el llegar es a un premio nobel), no porque no tuviera su dedicación sino por lo mismo que planteas en tu artículo..
    Pero igual buen artículo, nunca espero menos de ti..

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  4. Si, el término "dedicación" puede prestarse para mal interpretaciones. Crei que quedaba implícito que no es una cuestión de capacidad, como lo es de reconocimiento de dichas capacidades. Por eso mismo entiendo que sí, en cierto modo "llegar" es obtener un Nobel en este caso porque representa la conquista de un espacio del que habíamos estado al margen completamente (en el campo económico al menos).
    Robinson por su parte también merece un homenaje, al igual que muchas otras

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  5. Hola Pamela, ¡me encanta tu blog! Hoy llegué aquí por casualidad, por otro artículo y terminé además leyendo este.

    Hola señor Rafael, sobre su comentario, me gustaría comentarle qué, si cree usted que la vanidad, la superficialidad, y esa perenne necesidad femenina por destacarnos en ser las más bellas y tener un cuerpo de guitarra (lográndolo a como de lugar); si piensa que esa es una actitud que cada mujer adopta en completa libertad y dominio de sí misma, me parece que está usted bien, pero bien equivocado. Porque esa es una imposición social que obedece a cánones socialmente impuestos.

    En el mundo actual. el hombre es valorado por su capacidad económica y su productividad y la mujer por su belleza. En consecuencia, a una mujer que no es bella, que es gorda, o que no se sabe arreglar, a través de la radio, televisión, novelas, revistas, series, la publicidad y los programas de opinión, la propia sociedad le hace saber que debe realizar todos los sacrificios o cambios necesarios para superar su fealdad. Porque si no lo hace correrá el riesgo de "vestir santos". De hecho, varios comediantes dominicanos (si es que se les puede llamar comediantes) han popularizado frases como: "a la mujer fea que la saque a bailar su hermano", "a la mujer fea que la mantenga su papá", "la mujer fea no puede exigir fidelidad", "a la mujer fea no se le hace el amor sino un favor".

    La mujer dominicana no es dueña de su cuerpo como para ser fea, engordar hasta rodar si eso desea, tatuarse, tener sexo con todos los hombres que elija, ponerse la más corta minifalda sin otorgar patente de corso para ser irrespetada por la calle o llamada "chapiadora" o "puta", y mucho menos para decidir no casarse, no tener hijos o para decidir abortar aún en caso de que su vida esté en riesgo. Obviamente, en nuestro país existen mujeres capaces de tomar estas y otras decisiones, pero representan un mínimo porcentaje y, lo hacen enfrentándose al juicio de la sociedad (con todas las consecuencias negativas que por ello deberá asumir de por vida). Pero en general, lamentablemente, ese tipo de decisiones y reflexiones no están siquiera al alcance intelectual de la gran mayoría de las mujeres.

    La mujer dominicana no es libre ni se pertenece a sí misma, es propiedad de las imposiciones morales de su familia, de toda la sociedad que la juzga hasta por el tipo de fotos que sube a Instagram, y luego pertenece al hombre con quien se casa.

    Como yo veo que a usted (tal como a mi) le preocupa esta situación, y seguro al igual que yo desea vivir en un mejor país, lo invito desde ya a que comencemos a militar en contra de los cánones de belleza femenina impuestos, sobre todo en un país como este. Porque ninguna persona (hombre o mujer) debería llevar sobre sus hombros la obligación de cumplir con ciertas características externas; los seres humanos no somos objetos de decoración con funciones de adorno.

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