Las ciencias formales en
búsqueda de la verdad objetiva se han valido de innumerables métodos para
llegar a ella sin contaminarla del sujeto que la estudia. El método
axiomático-deductivo ha ganado gran terreno en esta área, sobre todo en la
escuela económica de pensamiento austriaca. Resulta interesante que, a
diferencia del positivismo, el método axiomático deductivo no precisa recurrir
a la realidad, al mundo palpable, para enunciar sus leyes –confía en la lógica
y la percepción humana para lograr postular verdades universales a partir de
axiomas validados como ciertos e invariables. Personalmente, no puedo evitar
notar cierta contradicción e inconsistencia entre el método y los fines que
persigue. No creo que nada en lo que interfiera el
razonamiento humano pueda declararse como una verdad inmutable. Por supuesto,
hay quienes tienen sus objeciones pero yo me pregunto ¿hasta qué punto puede
desprenderse un investigador de sus subjetividades para estudiar un objeto o
fenómeno? Determinar si la objetividad absoluta existe o es solo un mito es una
necesidad fundamental para el desarrollo del pensamiento científico y su
renovación.
Como ya todos saben, los
axiomas son proposiciones evidentes, que no necesitan de demostración alguna.
En la ciencia clásica, los axiomas son considerados fundamentos suficientes
para la deducción de teoremas y demás aseveraciones a partir de estos. En
consecuencia, la axiomática deductiva supone que dichos axiomas, que bien son
leyes universales, son ajenas al tiempo y el espacio y son validas en cualquier
momento histórico, indistintamente de la locación geográfica y demás
particularidades. La renombrada escritora y filosofa Ayn Rand decía que: “La
Realidad existe como un absoluto objetivo—los hechos son los hechos,
independientemente de los sentimientos, deseos, esperanzas o miedos de los
hombres.” Es decir, desde su punto de vista, la realidad es un hecho concreto y
objetivo, completamente ajeno a la subjetividad de los individuos. Las cosas
son lo que son. Por lo tanto, una vez el investigador se despoja de todo lo que
pueda permear su juicio, puede conocer la verdad absoluta de las cosas. En este
punto, las influencias del racionalismo son incuestionables, no solo se niega
la contaminación intuitiva en la percepción de la objetividad sino que también
se acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento.
Ahora bien, si vivimos en
un mundo donde lo único que parece constante es el cambio y el principio
fundamental del la metodología axiomática deductiva es la consistencia (no
puede demostrarse un axioma y su negación), estaríamos afirmando que en un
universo de dualidades, existen verdades que escapan cualquier palestra de
debate. Lo que me parece peculiar es que dichas verdades son enunciadas y
aceptadas por individuos determinados históricamente y modelados culturalmente.
Entonces, ¿qué tan cierto puede ser que un agente que cambia en el tiempo y el
espacio llegará irremediablemente a las mismas conclusiones? O más aun ¿qué tan
cierto es que una “verdad” postulada por un científico en América será tan
válida en su entorno como en uno completamente opuesto y contrario a él?
Personalmente, fuera de
las matemáticas, la objetividad absoluta y en especial el principio de la
no-contradicción son ilusiones de la mente humana y el problema fundamental ha
sido pretender extrapolar la certeza, imparcialidad y rigor de esta disciplina
a la filosofía y a las ciencias en sentido general. Los racionalistas, para
quienes el método axiomático deductivo es casi un dogma, afirman la existencia
de ideas innatas en los seres humanos y que no han sido obtenidas
empíricamente. Aquí se hace evidente el gran daño que la disyuntiva entre
sujeto y medio ambiente ha hecho al pensamiento científico. Desde donde yo lo
veo, es un absurdo pensar en un ente completamente independiente de su
contexto. Todos los seres vivos son hijos de un conjunto de circunstancias,
ideas, creencias y reglas que no ha elegido, sino que otros han preparado para
él. En consecuencia, es imposible demostrar que los seres humanos disponemos de
conocimientos innatos que pudiéramos considerar axiomas. Dicho esto, aquellos
axiomas “irrefutables” son más bien hipótesis asumidas que han conducido a los
científicos y pensadores de todos los tiempos a incurrir en errores lógicos en
sus planteamientos.
Los esfuerzos
epistemológicos de innumerables autores, por llegar a la verdad absoluta y real han sido, como diría Alba Edison,
descubrimientos de formas que no funcionan, algo así como una identificación de
los caminos que no van a llevarnos a ninguna parte. Aunque quizás el problema
no sea el camino en sí mismo, sino el destino al que pretende arribarse. Reconsiderar
hasta qué punto puede hablarse de una verdad cien por ciento objetiva, es una
urgencia para las ciencias. Creer que se opera bajo premisas incuestionables no
deja ningún margen de flexibilidad a los diferentes campos del saber,
especialmente en el área de las ciencias sociales. La osadía de englobar a todo
el mundo en un mismo costal hoy es un error que la humanidad está pagando con
altos indicies de pobreza, hambre, analfabetismo, desnutrición y demás
indicadores. El estudio de las
colectividades ha excluido las particularidades de las dinámicas que analiza al
considerarlas externalidades, descartando de plano la posibilidad de que dichas
singularidades, en su interacción con los demás elementos del sistema, juegan
un rol decisivo en el “equilibrio” del conjunto, visto como un todo
irreductible a sus componentes.
Las ciencias clásicas
están marcadamente influenciadas por el racionalismo, considerando la razón
como el órgano elemental para la obtención de conocimientos, considerando el objetivismo
como el ideal al que deben aspirar los diferentes saberes. La admisión de
verdades estáticas en tiempos y contextos cambiantes, presupone que éstas
existen por si solas, es decir, en palabras de Descartes, “[…] que existen de
tal manera que no necesitan de ninguna otra cosa para existir.” Pero incluso en
la determinación de cuántos axiomas dispone la razón humana, las discrepancias
se han hecho notar. Mientras no haya un consenso universal sobre la validez de
algo, es una incoherencia pretender que pueda adoptarse como una verdad
incontrovertible. Claramente, la subjetividad de los individuos incide
directamente en el estudio de cualquier fenómeno. Incluso si pudiese
aseptizarse a un investigador, el ángulo que escoja para evaluar su objeto de
estudio vendrá dado por sus intereses
particulares. Vivimos en un mundo que está en crisis y donde empíricamente se
ha mostrado que los principios básicos planteados siglos atrás, carecen de
aplicabilidad en las sociedades de hoy. Reformular la universalidad de los
conocimientos es lo único que puede salvar a las ciencias de su obsolescencia y
encaminarlas a lo que deberían ser: una articulación de conocimientos
sistemáticamente estructurados, susceptibles al cambio y al servicio de la
humanidad.
This work by
Pamela Martínez
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Profundo. Agudo. Imperdible tu post.
ResponderEliminarLo que has escrito está excelente como punto de debate, es complejo profundizar el tema por esta vía y me planteo las mismas interrogantes que haces en lo que escribes. Es muy contradictoria el método axiomático deductivo y voy a plantear una interrogante, si suponemos que el "método confía en la lógica y la percepción humana para lograr postular verdades universales" no se ha de entender que esa lógica humana viene construida de un proceso no-aislado de su entorno, si es con esa lógica que se llegan a postular verdades irrefutables, automáticamente pecamos de subjetivos con el razonamiento transitivo A=B B=C por lo tanto A=C. En pocas palabras el hombre que piensa construye su razón bajo influencias por lo tanto sus conclusiones no serán puramente objetivas. Es un método con una visión fragmentada de la vida. olvida por completo este mito usado por Platón la de su cueva(Alegoría de la Caverna) que aunque es mas profundo de como lo planteo, pero nos sirve como punto de referencia para entender que el Sol sera sol, pero las conclusiones sobre ese SOL dependerá de todo un razonamiento que depende de una construcción de visiones de vida.
ResponderEliminarDespertar y ver que tu vida se basa en un realidad viciada por subjetividades, no tiene precio :)
ResponderEliminarMuy buen artículo, el problema es que no se puede hacer ciencia con lo que planteas, lo que se traduce a que no puedes crear tecnología y todo lo que trae consigo... el asumir algo como una verdad absoluta es un punto de partida para poder construir y no quedarnos divagando en lo abstracto.
Construir, crecer, avanzar...
En realidad hay muchos hombres de pajas respecto al metodo axiomatico-deductivo en este artículo. Lo escribiré todo en un google doc ya que es difícil englobar todo.
ResponderEliminarhttps://docs.google.com/document/d/1ptslSVYehoLMcws3z55M0w9uCixWb5-s3NdD4SMTXVg/edit?usp=sharing
Logre introducir una respuesta más sistemática en mi blog.
Eliminarhttp://ordensocialacrata.blogspot.com/2013/04/una-respuesta-en-pro-de-la-praxeologia.html