Desde que
inicié mi vida de adulta y me he venido consolidado como profesional he
recibido muchos consejos; unos muy buenos, otros no tanto, pero uno, en
particular, se ha convertido en una constante. Cualquiera pensaría que este
consejo en específico se refiere a mi desarrollo profesional o a mi formación
académica, algo como “nunca dejes de estudiar” o “procura que tus ambiciones sigan creciendo”
o “asume tus logros con humildad” o algo por el estilo. Sin embargo, el consejo
de vida que escucho con más frecuencia es que no deje que un hombre sepa nunca mi
nivel de autosuficiencia.
Aunque el “consejo”
por si mismo es alarmante, resulta igualmente preocupante la reiteración con la
que me encuentro con él en Twitter, Instagram, o en la más casual de las
conversaciones. Desde “mi mamá me enseñó que a los hombres hay que dejarlos que
resuelvan” hasta “yo normalmente no digo que tengo dos postgrados” se va
construyendo un orden social en el que la mujer del César debe ser incapaz o al
menos aparentarlo.
La verdad
tras bastidores es que se cree que los hombres prefieren a las mujeres menos
independientes frente a aquellas que pueden valerse perfectamente bien por sí
solas -y que conste que esto no es un tema únicamente económico. Es un hecho
incuestionable que la desigualdad en la concentración del poder ha sido un
componente clave en las relaciones de género desde tiempos inmemorables. La ampliación
de las libertades de la mujer, su inserción en el mercado laboral y su
avasallante presencia en las universidades de todo el mundo han cambiado
paulatinamente esta realidad, pero no sin encontrar resistencia en el camino.
Lo cierto
es que la masculinidad, en especial en países latinoamericanos, viene
inexorablemente vinculada a roles de mando, autoridad, poder, suficiencia,
liderazgo y prestigio. En la medida en que la mujer gana terreno en el área
profesional y académica entonces pareciera amenazar los pilares que sostienen la
identidad masculina; se entiende como que la mujer se “masculinizara” mientras
se convierte en un macho de mujer,
cuando ninguno de los sustantivos enunciados anteriormente debería ser distintivo
de un género en especifico.
Lamentablemente,
y confieso que hablo desde mi experiencia personal en esto, nada inquieta más a
un hombre que sentirse opacado tras la sombra de su mujer. Ustedes saben que
para muchos machos alfa salir con una jeva que gane más o que tenga una mejor
posición que ellos es, en el mejor de los casos, un incentivo para superarse y
superarla, pero raras veces para admirarla en su grandeza.
También confieso
que una que otra vez he intentado llevarme de consejos y jugar a la estúpida
mientras me muestro maravillada por los conocimientos de otros, como si yo no
hubiese leído ya al menos 3 artículos sobre el tema en discusión, así como he
pedido ayuda para resolver problemas que yo hubiese solucionado bien por mi
cuenta. Lo más triste es que hay mujeres para quienes esto de ser pavo real sin
enseñar nunca el plumaje es una costumbre. Aconsejadas por sus madres o sus
abuelas, se les arrebata el permiso de saborear y exhibir sus logros, para
permitir que otros se alimenten de sus aparentes debilidades.
Sin
embargo, nada de esto debería sorprendernos. Nos han hecho creer que el hombre
y la mujer nacieron para complementarse. Según esta concepción no hay espacio
para iguales en una relación y si a uno le corresponde el liderazgo, al otro
debe corresponderle la servidumbre; si uno debe dominar, el otro debe ser
sumiso… pero hasta cuándo?
La próxima vez
que sus mamás, hermanas, tías, amigas les digan que al hombre hay que “dejarlo
ser hombre” porque “ellos le salen corriendo
a las mujeres que son demasiado independientes” respóndanles con cortesía que
no importa, de todas formar ninguna mujer de vanguardia anda buscando a un
retrógrada. Todos juntos podemos preparar nuevos cimientos sobre los cuales
edificar nuevas concepciones del mundo, de la vida, de las relaciones entre
hombres y mujeres, en las que empequeñecernos no sea jamás un consejo y el
poder no sea más un juego de suma cero.
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Conchole, buen artículo. Empecé a leer tu blog por recomendación de nuestro amigo en común, Jaime. Me gustaría que pudieras desarrollar tus ideas respecto a esto porque la conclusión llegó muy rápido. Tambien me gustaría, si tienes tiempo, que le leyerás este que escribí y me dieras tu opinión.http://gentedeotrosiglo.blogspot.com/2015/01/la-masculinizacion-como-mecanismo-de.html?m=1 Gracias de antemano.
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