Anoche en
un grupo de WhatsApp mis antiguas compañeras de colegio discutían sobre en cuál
maternal pondrían a sus hijos y para mí, que no tengo bebés, las cifras que
discutían con relación a los precios me resultaron exorbitantes. Por lo que
pude ver, las mensualidades oscilan alrededor de los RD$25,000.00 (USD$470.00)
sin sumar tooodooos los demás gastos asociados a un infante, como la nana, las
clases de estimulación temprana, la fórmula, los pampers, la ropita, los
zapaticos, las sesiones de fotos y todas las demás monerías que la gente se
inventa -lo que me hizo imaginar cómo sería mi vida en caso de tener hijos.
Los que me
conocen saben que la maternidad y yo no somos precisamente almas gemelas y
desde hace años vengo pronunciándome en contra de estas construcciones sociales
que en gran medida definen a la mujer como sinónimo de madre, reduciendo nuestra
humanidad a la capacidad de procrear. Desde nuestra infancia las mujeres van
siendo condicionadas sobre el rol que jugarán en la sociedad, nos regalan
casitas, juegos de cocina, muñecas que simulan ser nuestros hijos, etc. Y,
aunque debo reconocer que estos paradigmas han venido cambiando, es todavía la
norma que a las niñas se les enseñe a soñar con crecer, casarse y tener una
familia.
Lo
lamentable es, tanto para hombres y mujeres, que nunca se nos ofrece un
panorama posible alternativo, de una vida llena de significado y propósito, sin
hijos o incluso sin una pareja. Tengo la absoluta certeza de que hay miles de
personas que han conformado sus familias únicamente porque jamás han podido
concebir sus vidas de otra manera. Nunca han tenido el espacio de cuestionar si la
maternidad o la paternidad son los caminos que realmente desean tomar, porque
desde siempre se les han presentado como los únicos caminos posibles.
Hay un
discurso que vincula directamente los hijos con la felicidad, a pesar de que
estudios certifican que las parejas sin hijos son mas felices que aquellas que
tienen. Ese discurso es peligroso porque, en primer lugar, coloca la felicidad
fuera de uno mismo -lo que alimenta una maternidad o paternidad tóxica, donde
el bebé se convierte en el responsable de dar felicidad a sus progenitores. Además,
genera gran expectativa y presión social sobre cuándo uno va a tener sus hijos
y total rechazo sobre la mera posibilidad de no tener ninguno, porque Hey! nada va a hacerte sentir más completo que eso.
Cada vez
más personas alrededor del mundo, especialmente mujeres, optan por no reproducirse por múltiples razones, desde el alto costo de la maternidad, los
innumerables sacrificios que ésta implica y los estándares elevadísimos asociados
a ser madre. A mi personalmente me parece que hay una noción que obliga a las mujeres a convertirse en mártires para ser “buenas
madres”. Hay que sacrificarse, renunciar a uno mismo, ser madre antes que
cualquier otra cosa, vivir para el bebé, reconfigurar la vida entorno a la cría,
etc., etc., etc. Sin mencionar que ser muy orientado al trabajo es normalmente
antónimo de ser una “buena madre” porque ¿qué madre abnegada y sobresaliente
pasa más tiempo trabajando que criando?
Nuestras
identidades como mujeres se ven cuestionadas según las decisiones que tomamos sobre
la procreación e incluso según el ejercicio mismo de la maternidad y se nos coarta
la libertad de decidir sobre un aspecto tan integral en nuestras vidas. Si decides
no tener hijos eres rápidamente asociada a ser egoísta o inmadura, porque eventualmente
los años y la sabiduría van a convencerte de lo contrario.
Ayer
mientras hablaban del precio de los maternales solo me llegaba a la cabeza todo
a lo que tendría que renunciar si tengo hijos, desde lujos y comodidades que
disfruto y para los que trabajo arduamente, hasta tiempo y libertades que posiblemente
se esfumarían. Inevitablemente me cuestioné ¿es eso lo que quiero? ¿esa es la
vida que deseo vivir? ¿podré costear los altísimos gastos de la maternidad sin
morir en el intento? ¿un bebé cambiaría mi vida, pero para mejor?
Desde
luego, esto no es de ninguna forma un intento de disuadir a nadie de tener hijos,
sino del reconocimiento de que la maternidad y la paternidad son opciones tan
válidas como no reproducirnos. Las mujeres somos mucho más que nuestra
capacidad de dar a luz, siendo esta un complemento de nuestra identidad y no su
espina dorsal. Es por eso que los invito, hombres y mujeres, a preguntarse si
tener hijos es su verdadero deseo o es una de esas cosas que hacemos porque
entendemos que son parte del curso natural de la vida y a vivir en paz con esa respuesta,
sea cual sea.
Aquí les dejo un TedTalk buenísimo que abunda mucho más sobre el tema, click aquí.
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Mejor de ahí no se puede expresar, gracias!
ResponderEliminarMuy bueno!
ResponderEliminarSiento que la maternidad es una apuesta muy cara, por el supuesto premio de ser más feliz entonces. Para aquellos que decidan ser madres; no creo que debería ser ése el foco.